Un chip con sensores para transportar bacterias genéticamente modificadas ahora tendrá la posibilidad de diagnosticar enfermedades gastrointestinales.
Las características y dimensiones del dispositivo están pensadas para facilitar su consumo oral. Es un cilindro de aproximadamente 3,5 centímetros de largo, que requiere unos 13 microvatios de potencia. Sus creadores equiparon el sensor con una batería de 2,7 voltios, que se estima podría mantener cargado el dispositivo durante casi dos meses de uso continuo.
Para el desarrollo del sensor, los investigadores probaron su efectividad en cerdos y demostraron que se podía comprobar de forma efectiva si había sangre presente en el estómago. Según los expertos, este tipo de sensor podría implementarse para un sólo uso, permaneciendo en el tracto digestivo durante varios días o semanas, enviando señales continuas a un dispositivo.
Genial ¿no?
Deja una respuesta